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Breve historia del té

El té es una bebida tan antigua como el vino y la cerveza.

Sin embargo, sólo se ha introducido recientemente, en la escala histórica, en países tan fuertemente asociados con esta infusión como Gran Bretaña.

Nadie sabe con certeza quién tuvo la extraña idea de tomar hojas de la planta camilla sinensis y echarlas en agua caliente para hacer una infusión, siendo el primero en preparar una taza de té. Puede que esta primera vez fuera un accidente, al caer algunas hojas de este arbusto en una caldera con agua caliente. Pero casi con toda seguridad, la práctica se inició hace más de 5.000 años en China.

Sin importar como fuera el comienzo, lo cierto es que este arte se extendió rápidamente después de que aquellos pioneros descubrieran el sabor y los beneficios para la salud del té. Eventualmente, en el año 800 de nuestra era, un ex monje llamado Lu Yu escribió el Ch'a Ching, que contenía todo lo que entonces se conocía sobre las formas de preparar té. Sus palabras llegaron a Japón por medio de los monjes budistas, en particular uno llamado Yeisei, y allí se convirtió rápidamente en una de las bebidas favoritas de la realeza.

Cuando los portugueses y otros marineros occidentales entraron en contacto con el Oriente, probaron esta bebida, diferente a cualquier otra que conocieran en sus países de origen. Al comienzo del siglo XVII, estos marineros volvieron con muchos tesoros de sus viajes, incluyendo las preciosas hojas del té. La importación de esta costosa novedad logró que muchos de ellos se hicieran ricos en muy poco tiempo.

No fue hasta mediados del siglo XVII que Gran Bretaña finalmente entró en acción y comenzó a importar té de China y las Indias Orientales. Como es obvio ahora, esta bebida se hizo tan popular que el té de la tarde está fuertemente asociado con este país.

Con la fusión de John Company y East India Company, ambos importadores de té y  prácticamente dueños del monopolio en el mundo occidental, el té se extendió por todas partes. Al final del siglo XVII las importaciones de té alcanzaban las 40.000 libras.

Sin embargo, pocos años después, la novedad lujosa se había convertido en una mercancía común. En el año 1708 se importaron más de 240.000 libras de té en Inglaterra y las hojas se vendían en tiendas ordinarias de alimentación en Holanda y Francia. Aunque la mayor parte de Europa no tenía, ni tiene, el clima adecuado para cultivar té, casi todo el mundo consumía la a bebida que había sido importada y popularizada por los aristócratas.

Al mismo tiempo, el té seguía haciendo popular alrededor del mundo y se estaba extendiendo a otras naciones. El zar ruso Alexis recibió varios arcones cargados con té como un regalo a principios del siglo XVII. A finales de este siglo, los rusos habían establecido un comercio regular con China a través de su frontera común. La necesidad de viajar más de un año atravesar miles de millas mantuvo el precio del té alto. Pero eventualmente la práctica se extendió por toda la sociedad y se podía encontrar té en cada samovar.

Los Estados Unidos, como muchos podrán recordar, tuvieron una pequeña "ceremonia" llamada Boston Tea Party. Como acto de protesta contra la mano dura del gobierno británico, varios estadounidenses decidieron arrojar grandes cantidades de esta mercancía al fondo del puerto de Boston. En reacción, el gobierno británico cerró el puerto y las tropas ocuparon la ciudad. Así comenzó una revolución cuyos resultados cambiaron el mundo conocido para siempre.

Basta con disfrutar hoy de una buena taza de té para formar parte de esta historia.

Té a granel en un mercado chino.

 


La hora del té