Comer fuera de casa

La mayoría de los restaurantes tienen un menú en la ventana o fuera en EE. UU. y se pueden mirar los precios y el tipo de comida que sirven antes de entrar. Si no hubiera menú fuera, se puede entrar y pedir un menú para verlo, y no hay obligación de sentarse a comer después de verlo. Si no tiene nada que nos apetezca en ese momento, devolver el menú y marcharse no es signo de mala educación. Los precios que se muestran en el menú  no incluyen los impuestos ni las propinas. Hay que estimar ese coste.

La propina que se considera adecuada está entre el 15% y el 20% de la cuenta, antes de impuestos. Si el servicio ha sido malo, se puede dejar menos del 15% si el problema era el camarero, no cuando la culpa es de la cocina. Antes de pagar, conviene verificar que la propina no está ya incluida en la cuenta. Si ya se ha hay un cargo por servicio, no es necesario dejar propina. Si se deja propina, se puede dejar en la mesa o añadirla a la cuenta, lo cual es útil cuando no se paga en metálico.

Los impuestos se añaden a la cuenta y varían con la localidad. Suelen estar entre el 4% y el 10% en la mayoría de los casos.

Early-bird special es una comida que se sirve pronto, durante un período mucho antes de la hora más popular, y normalmente a un precio reducido.

Happy-hour es un período de tiempo durante el cual un bar hace algo especial, normalmente sirve bebidas a precio reducido o pone aperitivos gratuitos.

Salir a comer o a cenar

Es recomendable conocer el terreno. Se puede visitar la página web del restaurante, o llamar por teléfono, para saber si es necesario reservar mesa y donde se puede aparcar. Hay muchos restaurantes que no admiten reservas. Muchos restaurantes tienen aparcamiento gratuito al lado del local, pero no es el caso siempre. Algunos restaurantes tienen aparcacoches y hay que pagar por este servicio. Si el aparcacoches fuera un servicio gratuito, suele darse una propina.

Reservar una mesa siempre que sea posible, particularmente si se quiere comer en un restaurante muy popular a la hora de cenar un viernes o un sábado. Probablemente ofrezcan mesas para fumadores o no fumadores. Algunos restaurantes no permiten fumadores.

No se debe llegar con más de 10 minutos de retraso a riesgo de perder la mesa. Al llegar, se da el nombre de la reserva y nos llevarán a la mesa asignada. Se puede pedir una mesa diferente si la que nos ofrecen está en una zona diferente a la que pedimos en la reserva, o una zona de mucho ruido o demasiado tránsito.

El camarero, o camarera, tomará nota de las bebidas para servirlas mientras se mira el menú. El agua del grifo suele ser gratuita, pero muchas veces hay que pedirla específicamente. Es normal pedir la comida después de las bebidas, ya sea un menú fijo o a la carta.

En algunos restaurantes, te presentan la cuenta sin pedirla, incluso antes de que se haya terminado de comer. Eso no quiere decir que haya que marcharse antes de que uno quiera.

Muchos americanos reparten la cuenta cuando cenan con amigos (split the bill) y cada uno le da la tarjeta al camarero, quien cobra la misma cantidad de cada una de las tarjetas. Los restaurantes más modernos son capaces de repartir la cuenta y cargarla a monederos electrónicos o a los teléfonos móviles. Si cada persona va a pagar su cuenta individual, suele ser necesario indicarlo antes de pedir la cuenta, y lo mejor es hacerlo al pedir la comida.

Muchos restaurantes sirven raciones muy generosas y es difícil comérselo todo. No es necesario tirar la comida, las sobras se pueden llevar a casa para comerlas en otro momento. El restaurante las pondrá en contenedores de plástico en una bolsa si así se pide. No se considera mala educación hacerlo aunque todavía la bolsa se conoce como la bolsa para el perro (doggie bag)

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