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Día de Acción de Gracias

El Día de Acción de gracias es una festividad nacional en los Estados Unidos de América. Se celebra el último jueves del mes de noviembre.

Las familias se reúnen para compartir una gran cena según dicta la tradición, y para disfrutar de tiempo juntos. Es normal viajar sólo para disfrutar ese día en compañía de la familia aunque se viva lejos. Es también una de las pocas festividades capaz de cerrar casi todas las tiendas y vaciar las calles de muchas ciudades.

Según la tradición, tiene su origen en las fiestas organizadas por los primeros peregrinos para celebrar la abundancia de la cosecha recogida durante el año en curso y agradecer la fortuna de haberla recogido. Este tipo de acción de gracias se celebra en muchos otros países en diferentes fechas. En cuanto a la fiesta actual, fue el presidente Roosevelt en 1941 quien declaró que se celebraría el cuarto jueves de noviembre pues hasta ese momento se venía celebrando el último jueves de ese mes. Pero no estamos aquí para debatir cuando se celebró el primer día de acción de gracias ni cómo se escogió la fecha en la que se celebra. Es mejor dejárselo  a los historiadores. Estamos aquí para hablar de comida.

Generalmente se piensa en un pavo asado como el plato principal a servir en este día, y se acompaña con maíz tierno, varios tipos de calabaza, puré de patatas, patatas asadas, batata, judías verdes y otros alimentos tradicionales de la época de la cosecha, pero la comida puede ser tan diversa como el origen de las personas que consideran este su país de origen. Algunos escogen un jamón como pieza central y otros escogerán pescado, aunque la diversidad más grande se da en los platos que se sirven como acompañamiento. Lo que si es cierto es que no se presentará otra comida más abundante ningún otro día del año.

Hay quienes no cocinan casi ningún día del año, pero si lo hacen este día. Este no es mi caso, pues me gusta servir comida casera. Muchos empiezan las preparaciones varios días antes del evento, particularmente en el caso de los postres. Esto es especialmente cierto para aquellos de nosotros que debemos cocinar para un gran número de familiares sin contar con mucha ayuda. En los siguientes párrafos, voy a describir los platos en el orden en que se sirven normalmente, comenzando con el aperitivo.

Realmente no los debería llamar aperitivos. En mi casa, suelo servir un pequeño surtido de cosas de picar para ayudar a mantener el hambre a raya mientras los aromas de la cocina llenan la casa y despiertan el apetito de grandes y pequeños. En un día normal, me despierto con el sol, así que mi día comienza igual aunque sea el Día de Acción de Gracias. La diferencia es que voy a estar cocinando hasta el momento en que sirva la comida en lugar de dedicarme a mis actividades cotidianas. Soy la única cocinera y suelo cocinar para diez o doce personas. Como mi cocina es más bien pequeña y yo soy una perfeccionista cuando se trata de la preparación de alimentos, suelo preparar un desayuno ligero para las personas de casa y los huéspedes que se han quedado esa noche. Se trata principalmente de mantenerlos fuera de mi camino ¡Realmente me convierto en una persona obsesiva cuando se trata de preparar esta comida!

Después de haber preparado el pavo para asarlo, suelo sacar algo para picar. Yo soy la última persona que desdeñaría la tradición cuando se refiere a una celebración de este tipo, pero si disfruto añadiendo mi toque personal. Una de las cosas que suelo servir es una salsa para mojar hecha con cebolla con triángulos de maíz. Es la misma salsa que mi madre servía en casa cuando yo era pequeña y, aunque sea algo simple y mundano, cualquier persona que ha venido a comer a mi casa durante esta época del año, incluso los que la prueban por primera vez, piden más y piden que se repita. Se trata de una petición fácil de complacer.

Mi mesa se viste de gala con una cornucopia de delicias comestibles como centro. Mis hijos son los que se encargan de hacer este cuerno de la abundancia y lo rellenan con una mezcla de delicias comestibles dulces y saladas. Siempre aparecen un montón de verduras frescas como palitos de zanahoria, brócoli y coliflor. Incluso se colocan apio y cebolletas en posiciones estratégicas. Solemos añadimos una selección de quesos, galletitas saladas, y salchichas venado, junto con ciruelas y manzanas pequeñas. Siempre que se hayan lavado bien y secado mejor, todas estas cosas pueden ponerse juntas. Siempre hay cuencos pequeños repartidos por la mesa, llenos de nuestras salsas para mojar preferidas como la salsa ranchera, la de queso azul, y las salsas  de queso crema con vainilla y chocolate. Sin embargo, mi mesa no estará completa sin un plato bien grande de aceitunas negras aliñadas y deshuesadas. Todos tenemos nuestras debilidades.

Una vez que mi familia está feliz mordisqueando su fruta y verduras mientras ven la televisión, soy capaz de moverse libremente en mi pequeña cocina y puedo terminar con el pavo. Preparar el pavo tiene que ver con la tradición familiar. Cada uno tiende a cocinar el pavo cómo su familia lo hacía cuando eran niños. Yo lo veo bien. El Día de Acción de Gracias es un día para disfrutar en familia, y ¿qué mejor manera de honrar a tú familia que continuar con sus tradiciones? Pero hay algunos, entre los cuales me incluyo, que no pueden resistir la tentación de cambiar pequeños detalles a la hora de cocinar el pavo. También están aquellos que celebran su primer Día de Acción de Gracias sin la familia con quine crecieron y quieren establecer sus propias tradiciones.

Normalmente se tarda alrededor de 24 horas para descongelar y aderezar un pavo que alimente a tantas personas. Claro que la mayor parte de este tiempo pasa mientras el pavo se está descongelando. Nosotros criamos los pavos que servimos en la mesa, así que hacemos un tipo de preparación completamente distinto y que empieza con una semana de antelación. No vamos a entrar en eso; vamos a suponer que hemos tenido que comprar uno, como hace casi todo el mundo.

Como mínimo, deben estimarse 250g de peso por persona en el caso de un ave sin deshuesar, pero desplumada, claro. Pero en este caso es mejor estimar 400-500g de carne para cada persona. Y si se desea que queden más sobras, se puede comprar un ave más grande. Como normalmente nos sentamos diez personas a la mesa, necesitaré un pavo de 4,5 a 5 kg. Se pueden encontrar pavos del doble de peso y más, claro que depende de lo que quepa en el horno.  Tampoco hay necesidad de escoger siempre pavo. Un capón, pollo, o aves de caza también harán muy buen papel. Yo serví faisán en mi primera cena de Acción de Gracias, así que hay opciones. Si se compra un pavo congelado, habrá que hacerlo con más de 24 horas de antelación porque tardará todo ese tiempo en descongelarse. Un pavo congelado deberá estar 24 horas por cada 2,5 kg de peso en el refrigerador para que se descongele, o se puede estimar 1 hora por cada 500 g de peso a temperatura ambiente.

Una vez descongelado el pavo, se retiran los higadillos y el cuello. Es necesario lavar el ave, tanto fuera como la cavidad interna, y secarla después. Ahora se condimenta. Mientras que algunas personas simplemente frotan la piel con sal y mantequilla derretida, o manteca, yo lo hago con ajo, romero y aceite de oliva. El pavo se puede rellenar. El relleno a utilizar depende de cada uno. El más típico es un relleno de pan, salchicha y frutos secos. Siempre y cuando se cocine el pavo dela forma adecuada y se retire el relleno una vez que el tiempo en el horno ha pasado, no debería haber motivo de preocupación. Yo suelo omitir cualquier relleno que lleve pan y prefiero rellenar la cavidad del pavo con una cebolla grande, pelada y cortada en cuartos, zanahorias cortadas en rodajas gruesas, 3 dientes de ajo, pelados y machacados, y unos trocitos de mantequilla ligeramente salada. Según el método tradicional para asar un pavo, se debe c alentar el horno a 160-180º C antes de meterlo, y se necesitarán hasta 5 horas y media para un pavo de 4,5 kg, sólo 2 horas y media para un pavo pequeño, de 2 kg. Basta recordar que el pavo estará listo cuando la temperatura interna alcance los 85º C, no importa el tamaño, y que esta temperatura se puede medir con un termómetro para asados. Por supuesto, una gran mayoría prefiere el asado en bolsa que mantiene la carne jugosa y reduce el tiempo que el pavo necesita para hacerse. Otros tipos de preparación que podrían hacerse es adobar el pavo, o dorarlo si vamos a asarlo en bolsa o en cazuela.

Una vez que el pavo está en el horno, es la hora de preparar las guarniciones de la familia. Los cocineros perezosos pueden abrir un paquete de relleno para hacerlo a la vez que el pavo, preparar salsa para asados utilizando gránulos concentrados, y abrir una lata de salsa de arándanos. No cabe duda que se trata de atajos muy convenientes y que ahorran tiempo en la cocina. Pero el resultado puede ser una comida algo aburrida. No es necesario hacerlo todo empezando desde cero y se pueden utilizar algunas cosas ya preparadas, pero la cena será más placentera si al menos se hace en casa una de ellas.

Hay un gran número de recetas caseras de relleno para aves. Es sólo una cuestión de gustos. Yo prefiero un relleno simple para no abrumar a los otros alimentos. La salsa para asados hecha en casa es tan simple como hervir los higadillos en agua con sal y utilizar este caldo junto con la salsa de la fuente del pavo, quizás espesado con un poco de maicena. Y los arándanos se encuentran en abundancia en el supermercado, aunque sean congelados, cuando se acerca la fecha así que es fácil hacer la tradicional salsa de arándanos.

Los platos de acompañamiento consistirán en una variedad de productos locales cocinados según la tradición y la herencia cultural predominante en cada región. Algunas sirven mariscos y moluscos, otras frutos secos, fruta, o caza.

Algunas familias presentan un plato de pasta mientras que otras sirven un curry. Y los que sirven puré de patatas no tienen que limitarse a la receta básica. El puré puede condimentarse con ajo picadito o queso rallado, o puede ser un puré de patata y zanahoria, o patata y nabo sueco. Los yams y las batatas se pueden machacar con azúcar moreno y crema de malvavisco, o pueden asarse enteros, o cortados en trozos gruesos, y servirse con un poco de mantequilla.

Y eso nos lleva al pan. Pueden comprarse panecillos individuales o hacerlos en casa. Se pueden preparar con antelación. Y hay otras opciones además del pan, pues podrían servirse galletas de suero de leche, pan dulce estilo brioche, o galletas de batata. Otras guarniciones tradicionales son el maíz tierno, judías verdes guisadas en cazuela, y, si vas a comer en mi casa, tendrás lechuga ligeramente frita en mantequilla tostada.

Los postres suelen ser los pasteles y tartas tradicionales: calabaza, manzana, cerezas y frutos secos. Procuro asegurarme de que haya suficientes pasteles, no sólo para ofrecer una mayor variedad, sino para tener postre durante varios días más. Así que también se verán en mi aparador tartas de picadillo dulce, grosella y chocolate. Mis invitados suelen traer sus dulces y bombones caseros. Y todos hacemos nuestro mejor esfuerzo para probar la mayor cantidad de estas encantadoras delicias gastronómicas.

Con tanta comida es difícil recordar que el propósito del Día de Acción de Gracias no es comer hasta reventar. Se trata de la familia. La comida es solo el pretexto que sirve para reunirnos. Y no está de más agradecer la buena fortuna, los alimentos que vamos a disfrutar, y las personas que hicieron posible nuestra cena. Y no es necesario preocuparse en exceso por el menú. Tanto si estamos siguiendo una tradición establecida como si tratamos de establecer una nueva, el Día de Acción de Gracias no debe convertirse en una tortura culinaria para nadie. No  cebe ser un día en que una o dos personas se encierran en la cocina mientras los demás disfrutan. Cuando el cocinero tiene tiempo de saborear y disfrutar de cada paso, además de compartirlos con el resto de la familia, esto se reflejará en los platos preparados.

Relleno de pan y fruta

Relleno de champiñones

Pavo asado

Patatas asadas para guarnición

Salsa para asados

Salsa de arándanos agrios

Diablos montados

Tarta de manzana

Tarta de calabaza