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Pensar un poco para disfrutar mucho

Se trata de cocinar sin ansiedad y con mayor productividad a la vez que se ahorra tiempo y dinero

Decidir por anticipado los platos que se van a servir ahorra tiempo y dinero, además de reducir notablemente la ansiedad que genera el hecho de preparar una comida. Si todo se deja al impulso del momento, lo más probable es que se hagan más viajes de la cuenta a la tienda de comestibles, se pase demasiado tiempo en la cocina, incluso puede que la comida salga mal.

Afortunadamente, planificar los menús no es nada complicado. Sólo hay que dedicar una o dos horas al mes, y ese tiempo se recupera con creces pues cocinar se hace más fácil y el cocinero es más productivo.

¿Qué comidas se deben planificar?

Algunas personas planifican cuidadosamente y con tiempo todas y cada una de las comidas que hacen. Otras sólo se preocupan de decidir lo que van a servir en la comida principal del día y deciden en el momento que servir en las otras.

En general, se debe planificar cualquier comida cuya elaboración es compleja. Así que quienes cocinan algo especial a la hora del desayuno o la cena, deberían incluirlos en el plan de comidas, mientras que quienes suelen cenar huevos y yogur, no necesitan pensar mucho sobre ello.

También se puede optar por hacer un plan sólo ciertos días de la semana. Por ejemplo, de lunes a viernes, es menú del día cerca del trabajo, pero las cenas y los fines de semana deberían entrar en el plan.

Seleccionar unas pocas fuentes fiables de recetas

Es muy fácil dejarse atrapar en el mundo de las recetas, sobre todo cuando se acaba de empezar a crear el hábito de planificar los menús. Se pueden encontrar cientos de recetas, sino miles, para preparar cualquier tipo de plato, desde una tarta de manzana a  una fabada o costillas de cerdo a la barbacoa. Si uno no tiene cuidado, es muy fácil perder horas frente a la pantalla del ordenador mirando recetas cuando son suficiente 10 minutos para escoger una.

No se trata sólo del tiempo. Cuando se ven demasiadas recetas se puede llegar a tener sobrecarga de información. Hay tantas opciones que se hace difícil escoger una.

Así que es recomendable escoger sólo dos o tres fuentes de recetas. Por ejemplo, un libro de cocina y un sitio web. O un sitio web y un archivo en el ordenador, y la impresora. Se trata de coleccionar las recetas interesantes y seguir adelante.

Hacer una lista de compras exhaustiva

Una vez que se han diseñado los menús, y se han escogido las recetas, lo mejor es hacer una lista de las cosas que será necesario comprar. El objetivo es ir a la compra sólo una vez a la semana.

Para ello se juntan todas las recetas y se hace una lista con todos los ingredientes. Y es aquí donde las herramientas digitales se aprecian. Hay aplicaciones de recetas para todo tipo de dispositivos que permiten hacer colecciones de recetas y añaden los ingredientes automáticamente a la lista de la compra.

Una vez que se tiene la lista de ingredientes, es necesario inspeccionar el refrigerador y la despensa, tachando de la lista cualquier artículo que ya se tiene. Es mejor mirar y asegurarse incluso cuando se está convencido de saber exactamente lo que hay en la nevera. Es también el momento de añadir los alimentos de uso habitual que necesitan reponerse, incluso si no estaban en las lista de ingredientes de las recetas escogidas. Por ejemplo, leche, huevos, pan, salsa de tomate, etc.

Planificar una o dos comidas sencillas

No es necesario que cada comida sea una obra maestra del arte culinario digna de aparecer en las noticias. Muchas veces los platos simples, como los macarrones con tomate, son más que satisfactorios. Tratar de cocinar platos elaborados todos los días de la semana es una receta segura para un desastre.

Cuando la imaginación se agota y no se es capaz de pensar en más platos simples, basta consultar la web. Hay montones de platos únicos y platos que se hacen en 20 minutos para elegir.

Comer el mismo plato sencillo una vez a la semana llega a ser aburrido, pero seguro que nadie se queja si se preparan una o dos comidas simples diferentes cada semana.

Hacer un experimento cada semana

Añadir uno plato experimental, o dos, cada semana es la forma de mejorar nuestras habilidades culinarias, probar sabores nuevos y sorprender a la familia.

Estos platos experimentales deben ser diferentes a lo que normalmente se cocina. Por ejemplo, cuando se normalmente se preparan quiches y empanadas ¿por qué no intentar hacer un salteado al estilo chino? Si siempre se fríen los filetes ¿por qué no probar a hacer un pollo asado?

Es recomendable planificar la comida experimental en un día que se tenga más tiempo para cocinar, y asegurare de tener algunas sobras guardadas en caso de que el experimento no salga bien, que alguna vez pasa; sin embargo, lo más normal es quedar gratamente sorprendido por los resultados.

Planificar uno o dos días de sobras

Aprovechar las sobras de una comida es una manera fantástica de ahorrar el tiempo en la cocina. Hay muchas cosas que puede hacer con unas sobras para convertirlas en una comida nueva y diferente sin tener que cocinar una comida completa desde la nada.

La manera más fácil de utilizar restos es, por supuesto, recalentarlos en el microondas. Pero se les puede añadir algo de variedad sirviendo una guarnición distinta, añadiendo otros ingredientes que le den otro sabor, o utilizándolos como base para un plato nuevo. Sea como sea, se debe incluir al menos un día en el que se aprovechan los restos de una comida anterior.

Tener algo siempre preparado para las emergencias

No importa cuán organizado se sea, de vez en cuando ocurre algo extraordinario y no queda tiempo para cocinar. Puede que un atasco de tráfico produzca un retraso mayúsculo, que se reciba una llamada urgente del trabajo, o que el chiquitín se caiga y se raspe las rodillas y cueste mucho tiempo calmarlo. Cualquiera que sea la razón, la vida pasa y a veces no queda tiempo para preparar la comida desde el principio.

En estos casos, lo que realmente soluciona el problema es tener algunos platos congelados. Por ejemplo, si a la familia le encantan las lentejas, merece la pena hacer de más y congelar unas cuantas raciones para servirlas uno de eso días difíciles. Bastará descongelarlas y servirlas con arroz para tener una comida reconfortante en muy poco tiempo.

Comprar en cantidad cuando sea la temporada o haya descuentos

En el supermercado, es posible encontrar a muy buen precio alimentos que no estaban en la lista. Si se trata de algo que merece la pena, adelante, se puede comprar una buena cantidad y reorganizar el plan de comidas.

Comprar cuando hay descuentos puede ahorrar mucho dinero, así que no hay que ser intransigentes y mantener a toda costa el plan original.

Quienes dominan el arte de reducir el presupuesto alimentario incluso van más allá y consultan periódicos y webs para buscar cupones de descuento y planifican sus menús en consecuencia. Cuanto más restringido es el presupuesto, mayores son los beneficios que se consiguen al tomarse el tiempo de buscar esos descuentos.

Cocinar más de lo necesario

Hay muchas razones para cocinar de más.

Por un lado, quedarán restos de comida para aprovechar en días de sobras y que también suponen  un descanso de la cocina. También habrá algo que comer como refrigerio para los hambrientos. Es mejor que los adolescentes termine los espaguetis que sobraron de la comida en lugar de atiborrarse de galletas.

Cocinar de más también puede procurar guarniciones apetecibles para otros platos. Por ejemplo, si sobraron unas cuantas alitas de pollo, pueden convertirse en un aperitivo o se pueden añadir un par de alitas de pollo por plato que se sirve para darle algo más.

En el caso de la comida, es mucho mejor que sobre que no que falte. Para una familia de cuatro personas, merece la pena cocinar como hubiera una persona más a la mesa.

Convertir la cocina en una aventura familiar

Cocinar no debería ser siempre algo que uno hace a solas en la cocina. Conviene involucrar a toda la familia, al menos una vez a la semana. Esta es una manera fantástica para los niños empiecen a aprenden a cocinar desde pequeños. También es una forma de conectar con nuestros cónyuges y cultivar el sentido del trabajo en equipo.

Al principio, los niños deben hacer sólo tareas simples. Aparte de tener la edad suficiente, deben conocer cómo manejar los utensilios y las normas de seguridad adecuadas antes de entregarles nada peligroso. Por ejemplo, deberían saber cómo pelar hacia afuera con el pela-patatas, o cómo utilizar los nudillos como tope para no cortarse los dedos al utilizar un cuchillo.

De todas formas, la atmósfera debería ser ligera. Considerarlo más un juego que una tarea. Todo el mundo debe disfrutar de la experiencia.


Planificar los menús dinero, evita tener que tirar alimentos, y disminuye la probabilidad de tener que salir a comer fuera a última hora. Es uno de los primeros pasos para cocinar sin ansiedad.

Cuando se hace compra semanal, lo mejor es elegir un día para planificar las comidas de la semana, escribiendo el plan para el desayuno, el almuerzo, la comida  y la cena si fuera necesario.

Hacer la lista de la compra a partir del plan diseñado y las recetas escogidas, asegurándose de comprobar lo que ya está en la despensa o en la nevera para no comprar cosas que no hacen falta.

Al hacer el plan de comidas, conviene tener en cuenta los ingredientes y considerar que las sobras de una comida se pueden utilizar en la siguiente. Por ejemplo, con un pollo asado, puede hacer caldo de la canal y ensalada de pollo de la carne de sobra.


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