Pasar al contenido principal

La Provenza

La región de la Provenza se encuentra cerca de la costa mediterránea, en el triángulo formado por Niza en el este, Marsella en el oeste y Aviñón al noroeste.

La Provenza fue la primera región de Francia en dedicarse a la elaboración de vinos hace unos 2.600 años. Hoy en día, unas 500 bodegas cuidan de los viñedos que cubren más 2.750 hectáreas, una superficie pequeña cuando se compara con la del Languedoc-Rosellón, que es casi diez veces más grande.

Aquí, con los suelos silíceos y calizos junto con inviernos suaves y veranos calurosos, se dan las condiciones suficientes para cultivar uvas Garnachasy Syrah, así como Ugni Blanc, Rolle y Clairette, entre otras.

La región ha sido considerada durante mucho tiempo como una productora de vinos mediocres, pero ha experimentado un renacimiento en las últimas décadas. Aunque las regulaciones impuestas han conseguido que muchos productores renuncien a obtener la etiqueta AOC, los vinos VDQS son insuperables.

AOC, Appellation d'Origine Contrôlée, una designación administrativa que regula la producción de vino.

VDQS, Vin de Qualité Supérieur, justo un nivel inferior a AOC.

Se utiliza una gran variedad de uvas en la Provenza, pero el caldo a destacar no es vino tinto ni blanco, sino rosado. El vino rosado continúa siendo una especialidad de la región, acaparando el 75% de la producción total de 140 millones de botellas, y constituye el 45% de la producción total del vino rosado francés. Se hace con Cariñena, Cinsault, Mourvèdre y otras uvas, que le dan su sabor frutal y seco.

El Bandol y Bellet que se producen aquí son atesorados por los conocedores de los grandes vinos. Las viñas Bandol crecen en las colinas situadas entre La Ciotat y Toulon, frente al mar Mediterráneo. Estos viñedos, plantados por primera vez por los romanos hace 2.500 años, se encuentran entre los más antiguos de Francia. El cercano puerto de Marsella ha servido como punto de partida para la exportación del vino de Bandol a la India y a Brasil durante más de dos siglos.

La picante uva tinta Mourvèdre que se cultiva aquí es el punto de partida de uno de los mejores tintos con cuerpo hechos en la Provenza que se pueden beber. Pero con poco más de 1.000 hectáreas bajo cultivo y una producción anual de 5 millones de botellas solamente, puede ser difícil encontrarlo.

Bellet, al oeste de Niza, es una de las denominaciones más pequeñas de Francia. Las meras 32 hectáreas de colinas silíceas y calcáreas en las que crecen las uvas Rolle y Chardonnay son tan empinadas que solo se pueden trabajar a mano. Pero esas manos producen 80.000 botellas de algunos de los mejores blancos aromáticos, rosados frescos y rojos tintos delicados disponibles en el mercado del vino. Y la uva Braquet local produce un vino tinto que puede envejecer hasta 10 años. Si se consigue encontrar algunas botellas para degustar, se debe de prestar atención a los matices de miel y plátano del vino blanco, que resultan especialmente buenos con mariscos y con el queso Banon.

Para disfrutar de un verdadero placer cuando se viaja por la zona, se puede visitar el Château Sainte Roseline, que lleva más de siete siglos bajo cultivo. En menos de 120 hectáreas, estos viticultores maestros cultivan 11 variedades de uva, incluyendo Syrah, Mourvèdre y Cabernet Sauvignon para hacer vinos tintos; Cinsault y Tibouren para hacer el famoso rosado; Rolle y Sémillon para hacer vinos blancos.