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Cocinar con los niños es educativo

Quienes estén buscando en formas de convertir la cocina diaria en lecciones educativas para sus hijos, no tiene que esforzarse mucho; el aspecto educativo es inherente.

La cocina diaria se puede convertir en lecciones educativas para los niños

Los conocimientos que se utilizan de forma práctica al cocinar implican no solo lo obvio, como matemáticas, lectura y ciencia, sino también historia, gestión del tiempo, creatividad, toma de decisiones y resolución de problemas.

Además, se puede aprovechar la oportunidad de enseñarles los principios de  la nutrición y lo que es una dieta saludable de una forma natural y divertida. Y varios estudios han demostrado que las actividades que se sienten naturales son las que tienen más probabilidades de convertirse en un hábito. Un cambio pequeño cuando son jóvenes puede marcar la diferencia entre la obesidad en la edad adulta y un cuerpo sano y en forma.

Lo que realmente aprenden los niños en la cocina

Matemáticas

Sumas y la restas son una parte natural de la cocina, duplicar o reducir a la mitad recetas para adaptarse a la cantidad de personas que van a sentarse a comer es algo habitual. Cocinar también implica medir y trabajar con sistemas de medición; por ejemplo, un niño aprenderá rápidamente a convertir onzas fluidas en mililitros si tiene tazas y cucharas de medir a mano y una tabla a la vista con ambos sistemas.

Lectura

La precisión es esencial en la cocina, por lo que leer las recetas con mucho cuidado es necesario para que la comida salga bien. Hay algunos libros de cocina para niños pequeños diseñados para ayudarlos a leer mejor, simplificando los procesos e ingredientes y animándolos con imágenes que estimulan la imaginación.

Ciencia

Ya hemos mencionado como se puede aprender a medir y a convertir unidades entre sistemas diferentes a través de la cocina, pero la ciencia y la cocina están relacionadas de muchas más formas. Las reacciones químicas entre ingredientes no solo pueden instruir, sino también entretener; a los niños a quienes les encantan los alimentos que burbujean o cambian de color al añadir un ingrediente simple. Al hacer yogur, se puede enseñar sobre los procesos de fermentación. Al lavar, preparar y guardar ingredientes se puede hablar sobre bacterias, enfermedades e inculcar los principios de higiene y seguridad.

Historia y geografía

Una forma de recordar las raíces es enseñar a los niños recetas tradicionales; ya sean las recetas pasadas de generación en generación en la familia, las de la región o probar recetas de otras partes del mundo. Mientras se prepara una receta, por ejemplo, se puede recordar a los abuelos o bisabuelos y lo que hicieron, o la vida cotidiana en otro país. Se pueden enseñar lecciones de historia social al hablar sobre las diferentes expectativas o normas de "los viejos tiempos" mientras prepara la comida. También puede hacer que la historia antigua parezca inmediata y viva hablando, por ejemplo, sobre la miel que se encuentra en las tumbas de los faraones egipcios, ya miel que en realidad está añadiendo a una receta.

Gestión del tiempo y control de procesos

A través de la cocina, los niños aprenden la gestión básica del tiempo y a controlar varias operaciones a la vez. Aprenden a organizar los ingredientes y a llevar a cabo las tareas de forma que todo fluya sin problemas, y este flujo mágico no solo puede resultar gratificante en sí mismo, sino que también puede convertirse en una forma de pensar.

Toma de decisiones y gestión de problemas

Hay que seleccionar los ingredientes, herramientas y cacharros  necesarios para preparar la receta que se ha escogido, y tomar la decisión relativamente rápido, antes de que algo se queme o se estropee. Frecuentemente se carece de un ingrediente específico o un molde de un tamaño determinado y hay que hacer sustituciones. Cuando no tiene un molde especial y usa un vaso boca abajo para cortar galletas, el niño ha reconocido el problema, ha imaginado varias formas de resolverlo y ha decidido cuál es la mejor solución.

Creatividad

No hay nada más creativo que preparar una comida y hacerla visualmente atractiva, sin olvidar que debe ser nutritiva. Darles a los niños la posibilidad de elegir entre guarniciones o ingredientes puede realmente estimular su creatividad; al igual que puede hacerlo el elemento de cinestesia que la cocina tiene en sí pues hay que tocar y mover. Decorar una tarta se convierte en una lección de arte a medida que se explora el color y la textura.

Y las recetas no tienen por qué limitarse a cosas comestibles. Se puede jugar con los ingredientes y hacer pasta para modelar o bombas de agua o de harina en lugar de solo comida. Anime a sus hijos a probar combinaciones inusuales de ingredientes, con énfasis no en el éxito sino en la curiosidad y la exploración.

En resumen

Cocinar prepara a los niños para el futuro de una manera natural y divertida; fomenta la confianza, imparte lecciones prácticas, y les dota de habilidades importantes para enfrentarse a la vida. Y además obtienen una recompensa inmediata.