La vitamina P y los flavonoides
Vitamina P es el nombre que se le dio a los primeros bioflavonoides descubiertos..
El nombre ha caído en desuso puesto que se han descubierto muchos más compuestos de este tipo. Se trata de una vitamina soluble en agua. Tiene una estructura cristalina y se comporta como un bioflavonoide. Su función principal es la de mantener los vasos sanguíneos fuerte. Una forma en la que la vitamina P actúa es regulando la permeabilidad de los capilares para evitar pérdidas de sangre. Un sistema de vasos sanguíneos sano y fuerte está en mejores condiciones para protegerse de infecciones y enfermedades.
Los flavonoides son compuestos que producen las plantas y nosotros ingerimos con la dieta. Su nombre se deriva del color amarillo de las primeras sustancias descubiertas – flavus es amarillo en latín – aunque no todos los flavonoides son amarillos, si es cierto que muchos ayudan a darles los colores brillantes que tienen muchas verduras y frutas. En el caso de bioflavonoides, un beneficio significativo es su capacidad antioxidante. Las sustancias antioxidantes previenen el desarrollo de muchas enfermedades graves mediante la neutralización de los radicales libres que, de lo contrario, podrían causar un daño celular sustancial. Probablemente todos hemos visto metales oxidados, y sabemos lo que pasa con las piezas de un coche, por ejemplo, cuando se desarrolla el óxido. De la misma forma que el óxido empieza a destruir el cuerpo de un coche, los radicales libres afectan a nuestro organismo, iniciando la destrucción de las células. Al deteriorarse las células de esa forma, nuestro organismo se vuelve susceptible a las enfermedades del corazón; otros tipos de enfermedades, como el cáncer; y a otras condiciones adversas, como el envejecimiento prematuro.
Una cualidad importante de los flavonoides es su eficacia anti-inflamatoria. Varios estudios ha revelado la relación entre el consumo de flavonoides y su influencia positiva en los mecanismos de inflamación vascular. Es probable también que el consumo de bioflavonoides beneficie a los músculos y las articulaciones, ayudando a que las heridas y contusiones que se produzcan en estas áreas se curen más rápido.
Debido a su capacidad para relajar los músculos del sistema cardiovascular, se ha estudiado, y se sigue estudiando ampliamente, el la influencia de los flavonoides en el control de la presión arterial, la reducción del riesgo de arterioesclerosis, inflamación capilar, coagulación, nivel de lípidos en la sangre, y prácticamente todos los síntomas de la enfermedad cardiovascular.
Algunas otras áreas que están siendo investigados son la influencia de los flavonoides en la regulación del metabolismo de los carbohidratos, y de la glucosa, así como su capacidad para retardar el crecimiento de tumores cancerosos. Debido a su influencia en la permeabilidad de los vasos sanguíneos, también se está estudiando su impacto en algunos problemas específicos, tales como las hemorragias nasales, las hemorroides, y el sangrado en la retina, que es un riesgo particular de las personas con hipertensión o diabetes.
Cantidades recomendadas
No existen cantidades mínimas recomendadas, lo que sí se recomienda es incluir al menos 5 porciones de frutas y verduras cada día. Y, en general, las que son de colores brillantes proporcionarán la mayor cantidad de bioflavonoides. No es tan difícil de conseguir, por ejemplo, la cebolla, un ingrediente en muchísimas recetas, es rica en quercetina, que es uno de los flavonoides.
Tampoco hay una cantidad máxima permitida, puesto que los flavonoides tienen escasa toxicidad. No se conocen efectos secundarios asociados a un consumo excesivo.
La deficiencia de flavonoides
Todavía estamos empezando a comprender sus beneficios. Del mismo modo que no hay requerimientos diarios recomendados, no hay una lista de riesgos asociados con una deficiencia de flavonoides, o por otro nombre, vitamina P.
Las fuentes de flavonoides
Los bioflavonoides son de origen vegetal por lo que se encuentran principalmente en frutas y verduras. En concreto, las frutas y verduras de colores brillantes en tonos de rojo, naranja y amarillo, y algunas azules, son las mejores fuentes.
Entre las frutas, podemos citar los mangos, papayas, albaricoques, naranjas, limones, pomelos y otros cítricos, arándanos, moras, fresas, frambuesas y otras bayas, cerezas, grosellas negras, ciruelas, uvas negras, y manzanas como buenas fuentes de flavonoides. Entre las verduras y hortalizas, las zanahorias, tomates, pimientos de todos los colores, brócoli y las cebollas se consideran como buenas fuentes de flavonoides. Es de notar que una gran parte de los flavonoides se encuentran en la piel, la cáscara, o la corteza.
El vino tinto también contiene una cantidad apreciable de bioflavonoides, y de ahí nace la recomendación de beber un vasito de vino tinto con la comida. El chocolate es rico en este tipo de compuestos, pero a menudo desaparecen durante su conversión en un producto comercial, debido al sabor amargo que tienen, y la leche disminuye la absorción de los que aún queden. El chocolate negro, cuando contiene más del 70% de cacao, es el que contendrá más flavonoides. Igualmente, el té, verde o negro, es rico en flavonoides.
Las hierbas, aromáticas o medicinales, y condimentos también pueden ser una fuente de flavonoides. El perejil, fresco o seco, el cardo blanco, el espino, la rosa mosqueta, y milenrama también contienen flavonoides. Incluso granos y semillas, como el alforfón, contribuyen a la ingesta diaria de estos compuestos.
Simplemente por hacer que las frutas y verduras sean parte de nuestra dieta habitual, recibiremos automáticamente cantidades suficientes de vitamina P y flavonoides. La adición, de vez en cuando, de un vasito de vino con la comida, o una taza de té a la hora del desayuno, o a media tarde, nos permitirá obtener aun más beneficios. Las personas a las que no les gusta la fruta o la verdura, necesitan darse cuenta de lo importante que es para su salud el hacer que formen parte de su rutina diaria, y buscar formas de incorporarlas.