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Cómo guardar la cerveza

A diferencia del vino, la mayoría de las cervezas no se elaboran con la idea de que vayan a guardarse durante mucho tiempo. La cerveza normalmente se estropea en unos meses, un año como máximo, salvo raras excepciones. Incluso la mayoría de las cervezas especiales no se crean para envejecer, y que vayan a estar mejor en cinco, diez o incluso más años de edad, como es el caso de algunos vinos de calidad. Hay, sin embargo, algunas cervezas especiales, normalmente de tipo lambics, que pueden envejecer hasta 30 años.

De todas maneras, he aquí algunos consejos para que los cerveceros caseros, y bebedores de cerveza en general, puedan mantener esas botellas en plena forma hasta que ya no puedan resistir la tentación de abrirlas.

Pero, no todo el mundo tiene un área acondicionada para guardar cerveza, ni puede permitirse tener un refrigerador especializado. Si no se pueden mantener las condiciones de luz y temperatura ideales, las que se mantienen en un almacén de cerveza, aún queda una buena alternativa: ceder a esa tentación pronto.

Beberse toda la botella – Es mejor abrir una botella que sólo tiene la cantidad de cerveza que vamos a beber. Cuando uno no ha podido resistirse a abrir una botella de cerveza, pero se encuentra satisfecho a medio camino, podemos poner el resto en el refrigerador, pero no debemos dejarlo allí durante mucho tiempo. Incluso aunque esté sellada para que no pierda la carbonatación, el aire seguirá reaccionando con el líquido que quede, convirtiéndolo en algo indigno de beberse en unas pocas horas.

Cómo conservar la cerveza

Tapar bien y mantenerlas de pié - Como el aire es uno de los principales enemigos de una buena cerveza, es irónico que el nitrógeno, que forma el 79% de aire normal, se deba utilizar en barriles, y algunas latas, o botellas. Los pequeños gránulos que contienen nitrógeno tienen una aplicación práctica. El gas fluye a través de pequeños agujeros, del tamaño de una cabeza de alfiler, cuando se abre el recipiente, ayudando a crear la espuma tan apreciada en la cerveza.

El corcho natural hace un buen trabajo al sellar botellas de cerveza, pero los derivados plásticos modernos son mucho mejores, aunque sean menos elegantes. No hay necesidad de colocar la botella en posición horizontal, sin embargo. En el caso de la cerveza, que el corcho se seque no suele ser un problema. Sólo es necesario asegúrese de que el corcho se inserta en el cuello de la botella un centímetro o más, y que no tiene agujeros, o moho. Es el oxígeno del aire el que perjudica a la cerveza, junto con los organismos que flotan en el aire.

Almacenar las botellas en posición vertical también permite que cualquier resto de levadura se pose en la parte inferior, donde es más fácil de eliminar mediante filtrado. Las botellas que se almacenan de costado no sólo acumulan levadura cerca del corcho, sino que también la dispersan cuando la botella se coloca en posición vertical para abrirla. A menos que a uno le gusten los sabores más "complejos" que la levadura imparte, es mejor mantener las botellas en posición vertical.

Mantenerlas a ciegas - A diferencia de nuestra otra mitad, nuestra cerveza no necesita ver todo lo que hacemos, ni conocer nuestros planes para ella. Mantenerla en un lugar oscuro, o con poca luz, ayudará a combatir la segunda causa principal del deterioro de la cerveza: exposición a la luz ultravioleta.

En inglés, se dice que una cerveza estropeada por la luz está “skunked” y, químicamente hablando para los interesados, en este caso se crea el compuesto 3-metil-2-buten-1-tiol, que es uno de los compuestos que constituyen el líquido que pulverizan las mofetas, skunks en inglés, y que da lugar a un olor y sabor distintivo.

Cualquier luz visible puede dañar la cerveza, pero la luz ultravioleta invisible tiene más energía y es capaz de descomponer y recombinar varios de los compuestos químicos de la cerveza. Los productos resultantes de esta reacción tienen siempre peor sabor que los originales.

El adjetivo "skunked" está bien aplicado en este caso.

Frías, no congeladas - Como ocurre con la mayoría de los productos alimenticios, la cerveza se conserva mejor a baja temperatura, y hay quienes prefieren beberla muy fría. Pero cuando la cerveza se congela, se forman cristales de hielo que no recuperan exactamente su forma original cuando se descongelan, y la cerveza suele perder todo el gas. Al descongelarse, el resultado suele ser una cerveza sin vida y poco apetecible.

Algunas cervezas fuertes, como Trippel o Barley Wine, se conservan bien a unos pocos grados debajo de la temperatura ambiente, de 15,5°C a 12,8°C.

La mayoría de las cervezas, como Bitter, Dobblebock, Stout y otras, se beneficiarán de un ambiente algo más frío, como la temperatura de la bodega, o de un sótano, en el rango de 12,8°C a 10°C.

Las cervezas de tipo lager y otras cervezas ligeras se portan mejor en condiciones más frías, alrededor de 10°C a 7.2°C.