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Entre fogones

La mayoría de los hogares de hoy ya tienen una cocina instalada, incluso las casas nuevas.

Hablamos de la cocina como el aparato que hace las veces de fogón, donde se calienta la comida y se guisa. Las cocinas de gas forman un porcentaje muy grande de los modelos instalados, pero hay otras opciones disponibles. Además de gas, los fogones se pueden calentar por leña, carbón o electricidad. Las cocinas eléctricas no tienen fuego visible.

Las cocinas de gas pueden alimentarse con gas butano o con gas natural, la opción preferida. Los quemadores suelen encontrarse en una placa que puede ser de acero o una superficie cerámica. Suelen ser resistentes a las quemaduras y a las manchas. Los quemadores permiten regular la llama para obtener la temperatura deseada. No dependen de la electricidad y se puede seguir cocinando cuando hay un apagón. Se puede utilizar cualquier tipo de menaje, aluminio, hierro, barro o acero inoxidable.

El inconveniente es que hay que limpiar cada parte por separado y desmontar los quemadores para queden bien limpios.

Muchas personas opinan que la comida queda más rica en una cocina de gas.

Las cocinas de gas natural tienen algunas restricciones artificiales, pues hay normal que limitan el calor que pueden producir, que es menor en las cocinas para el hogar que el autorizado para cocinas industriales. Con el aumento del precio del gas natural, tampoco son tan económicos como solían ser.

El butano es una alternativa viable, especialmente para quienes viven fuera de un vecindario urbano tradicional. Incluso puede que las compañías no hayan instalado tuberías de gas en zonas suburbanas. Los inconvenientes están en que las botellas de gas butano son pesadas. Siempre se debe tener alguna de repuesto. Eso es muy fácil de hacer, pero hay algún costo involucrado. Los precios del butano, como todo lo demás, han subido mucho en los últimos años.

Las cocinas eléctricas se utilizan en un porcentaje sustancial de los hogares. Los modelos más populares son las placas vitrocerámicas y las cocinas de inducción.

Una cocina vitrocerámica genera calor a través de una placa de cerámica vitrificada que se calienta por medio de unas resistencias que hay debajo. Se caliente de forma progresiva y la placa permanece caliente al terminar de cocinar, lo cual permite aprovechar el calor residual. Se pueden usar todo tipo de cacharros, pero deben tener un fondo grueso. El hierro y el barro pueden dañar la placa, se deben usar con cuidado.

El cristal es fácil de limpiar porque no tiene recovecos, pero se necesita usar productos especiales para vitrocerámica. No son tan económicas como una cocina de gas porque la electricidad es más cara y su consumo no es bajo.

Las cocinas de inducción tienen un imán muy potente que se activa con electricidad y transmite calor al recipiente colocado encima. Se trata de inducción electromagnética. La placa no se calienta ni hay fugas de calor y alcanza temperaturas altas rápidamente, así que es mucho más económica que la cocina de vitrocerámica. Es fácil de limpiar porque la superficie es lisa y no se calienta, la comida que se cae no se pega.

Uno de los inconvenientes es que es necesario utilizar un menaje especial con fondo ferromagnético. No funcionan si no es así. Las placas de inducción tampoco son buenas para saltear o cocinar a fuego vivo.

Estos diseños modernos no tienen tardan tanto tiempo en calentarse o enfriarse como lo hacían los modelos más antiguos. Hechos de vidrio de alta tecnología, se calientan en casi nada de tiempo y la mayoría se enfría al tacto con la misma rapidez. Ofrecen una apariencia integrada, sin quemadores de serpentín que sobresalgan.

Cualquiera que sea el método básico que se prefiera para cocinar, hay muchas opciones elegantes. Las cocinas modernas no solo funcionan bien. Tienen un aspecto magnífico. Ya sea un diseño de acero inoxidable, o un vidrio oscuro que coincida con el modelo que se vio en una revista de decoración, hay una cocina para cada gusto.

 

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