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Limpiar la barbacoa

Limpiar la barbacoa no es una tarea divertida, pero esa algo que hay que hacer.

Una forma de aliviar la desagradable tarea de limpiar es no ser muy desordenado cuando se cocina. Las bandejas de goteo desechables son una excelente ayuda. Atrapan cualquier grasa, trozos de carne y pan que caen a través de la parrilla y simplemente se sacan y se tiran a la basura una vez que se han enfriado. Claro que la basura, si no la recogen a diario, empezará a oler a grasa rancia después de un par de días. En ese caso, habrá que envolver las bandejas antes de tirarlas.

Si no hay bandejas de goteo desechables, la siguiente opción son las bandejas que se pueden sacar para limpiarlas. Al menos se pueden enjabonar y rascar sobre el fregadero. También es más fácil usar la espuma para limpiar hornos, si hiciera falta, cuando no hay obstáculos en medio. También resulta más fácil enjuagar esa espuma limpiadora cuando la bandeja y la parrilla se pueden sacar. Y hay que aclararlas bien, de lo contrario, la siguiente vez que se use la barbacoa, lo que se cocine tendrá un sabor químico, poco apetecible, y podría ser nocivo.

 La hora de la limpieza

Antes de limpiar la barbacoa, o el ahumador, se debe consultar el Manual del fabricante para conocer sus recomendaciones para limpieza y seguridad del equipo, especialmente cuando se trata de parrillas a gas.

Limpiar una parrilla no es divertido. Ahora que hemos establecido ese punto, recordemos por qué es importante hacerlo y veamos cómo hacerlo de la forma más eficiente.

Siempre existe la tentación de limpiar inmediatamente, en parta para "acabar de una vez" y en parte  porque algunas tareas son más fáciles cuando la parrilla todavía está caliente. Eso es cierto hasta cierto punto. Raspar los trozos más gruesos de suciedad del borde con la parrilla aún caliente no es un pecado imperdonable.

Pero el raspado serio con el cepillo de alambre y otras actividades, como aplicar ciertas sustancias químicas que se usan para limpiar, son actividades peligrosas cuando la parrilla está caliente. Existe el riesgo obvio de una quemadura grave al tocar el metal caliente. No es el único riesgo. Pueden caer gotas de grasa caliente sobre la piel y la cara al pasar el cepillo y muchas de las sustancias químicas que se usan para limpiar se evaporan en contacto con el metal caliente y liberan gases tóxicos. Limpiar la barbacoa una vez que se ha enfriado requiere más esfuerzo, pero es mucho más seguro.

La mayoría de los alimentos sueltan grasa y jugos que se carbonizan parcial o totalmente en la barbacoa. Las grasas gotean en la bandeja, el humo sube. El resultado es una costra negruzca que se deposita en el interior. Es principalmente carbono mezclado con un poco de grasa no quemada, la cual no facilita la limpieza.

Limpiar por capas simplifica el trabajo. Se puede eliminar parte de la grasa al rascar el carbón, pero, desafortunadamente, habrá que quitar la mayor parte antes de eso. Los aerosoles modernos para la limpieza del horno se pueden usar para quitar esa grasa medio quemada, sobre todo la de la parrilla, que normalmente se puede sacar de la barbacoa.

Al día siguiente o unas horas más tarde, cuando la barbacoa se haya enfriado hasta la temperatura ambiente, se puede limpiar la barbacoa y quitar la grasa depositada.

Si se aplica un producto de limpieza de hornos, se rocía generosamente con el aerosol. Hay que esperar al menos dos horas. Y no es mala idea dejar que el producto actúe durante toda la noche. Después hay que enjuagar bien, sin escatimar el agua, retirando el producto con una esponja o toalla aclarándolas con frecuencia. Cualquier residuo de grasa empapada en producto químico que quede dentro de la barbacoa se secará y definitivamente transmitirá a la comida un olor y sabor desagradables la próxima vez que se cocine.

Ahora viene la peor parte, quitar los restos quemados que quedan. Para ello se separa cualquier sección extraíble de la barbacoa, como la parrilla, las bandejas de goteo y la tapa. Se rascan con un cepillo de alambre, siempre en la dirección opuesta al cuerpo, haciendo fuerza. Se debe sujetar la pieza firmemente; muchos de los bordes son lo suficientemente afilados como para causar un daño considerable si resbalan en la mano. Los cepillos de doble uso, con un cepillo de alambre en un lado y un raspador de metal en el otro son los más útiles. No hay nada mejor para quitar los restos de carbón de la barbacoa.

Cuando se limpia la barbacoa regularmente, el trabajo es mucho más fácil que si sólo la limpiamos cada tres o cuatro veces o sólo una vez cada temporada. Además, la ropa y el cabello de cocineros y comensales no cogerán olor a grasa y la comida sabrá muchos mejor.

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