Seleccionar un vino
Aquellos más interesados en encontrar una bebida deliciosa para saborear que en dárselas de inteligentes, podrían encontrar los comentarios siguientes de utilidad.
Rápidamente, tráeme un vaso de vino, para que pueda remojar mi mente y decir algo inteligente (Aristófanes)
Es evidente que la selección de un tipo, un año de vendimia, y una marca de vino específica es una cuestión de gusto personal. Pero, dejando las diferencias a un lado, hay algunas pautas generales sobre las que hay un acuerdo, dentro de los límites de presupuesto.
Afortunadamente, con el crecimiento de los viñedos en todo el mundo, y la proliferación de webs en Internet relacionadas con el vino, la disponibilidad ya no es un problema. Una persona en Cádiz, California, o en Caracas puede pedir un Syrah de Nueva Zelanda que no encuentra en sus proveedores locales con tanta facilidad como cualquier persona en Auckland.
Haciendo caso omiso de las cuestiones de emparejamiento con la comida, la pregunta es ¿Qué es lo que estamos buscando? ¿Estamos buscando un rojo con cuerpo, o un blanco ligero? Algunos encuentran el Madeira demasiado pesado, otros consideran que un Riesling alemán es demasiado seco. La mayor parte de los vinos que se encuentran fácilmente están destinados al consumo inmediato después de la compra, pero para los que tienen el deseo de degustar los mejores vinos, e la paciencia es realmente una virtud. Un Cabernet Sauvignon será mejor para quienes están dispuestos a esperar a que el vino envejezca que Pinot Noir.
Un Chardonnay de un clima frío, como los de Canadá, será de interés para aquellos que disfrutan de un vino joven con una acidez destacada. Pero también puede ser el preferido de aquellos que desean experimentar las notas de nuez y miel, y el carácter que acompaña al envejecimiento.
La clasificación y las descripciones de las etiquetas pueden ser útiles a la hora de elegir, aunque esta clasificación puede cambiar según el país de origen. Si nos fijamos en el contenido alcohólico, en general, los vinos menores, puede que se denoten como clase 1, o venir etiquetados como 'vino ligero' o 'vino de mesa' y tienen una graduación alcohólica entre 7% y 8%, graduación que que va subiendo con la clase hasta el 14%, en volumen. Los vinos de clase 7, por el contrario, tienen un contenido en alcohol no inferior al 15% en volumen. A este tipo por lo general se le añade Brandy y se aromatiza con hierbas. Los vinos con concentraciones de alcohol mayores se consideran vinos fortificados.
Al escoger un vino, es una buena idea ver si se declara la cantidad de sulfitos en la etiqueta. Los sulfitos pueden aparecer naturalmente, pero a menudo se añade azufre, o compuestos de azufre, al vino. El azufre se añade con frecuencia durante el proceso de elaboración para evitar el crecimiento de organismos no deseados, pero puede darse el caso de que haya añadido más de lo que desea nuestro paladar individual. El dióxido de azufre a veces también se pulveriza sobre la propia uva para reducir las plagas, y puede fijarse en la piel Algunos entusiastas del de vino, en el sentido sano de la palabra entusiasta, son, sin saberlo, sensibles a los sulfitos y pueden experimentar una reacción alérgica. Las concentraciones de sulfitos por debajo de 10 partes por millón están bien para la mayoría.
Y una vez hecha la elección, debemos saborear el vino en las mejores condiciones. Al probar un vino, conviene enfriarlo a la temperatura adecuada - alrededor de 11º C para los blancos, y 18º C para los tintos - y el usar una copa o vaso finos que estén libres de polvo. Las copas para vino se pueden lavar con un detergente suave, enjuagándolas cuidadosamente después, y secándolas con un paño que no suelte pelusa.