Cómo arreglar una salsa que se estropea
No hay que desesperarse cuando ocurre un desastre en la cocina. Muchas veces tiene solución.
No siempre hay que tirar una salsa que se ha estropeado. Se puede intentar arreglarla o aprovecharla de otra forma.
Uno de los errores más comunes al cocinar es pasarse con los ingredientes o los condimentos. Cuando se trata de sal, pimienta y otras especias, conviene usarlas con cuidado. Es mejor quedarse corto pues siempre se puede añadir. Quitar lo que sobra puede ser muy difícil. Otro problema frecuente, es que la salsa se pegue o se queme.
Una salsa demasiado salada, demasiado picante o demasiado fuerte
Hay cosas que se pueden intentar para arreglar una salsa de cocina que ha quedado demasiado salada o demasiado picante.
Muchas salsas se pueden suavizar añadiendo un poco de leche o nata líquida.
Una forma de que una salsa parezca menos salada es añadir 1 cucharadita de vinagre de sidra y otra de azúcar. Y si no se tiene vinagre de sidra, se añade sólo azúcar.
En le caso de una salsa muy salada o muy picante, se puede hacer otra vez la misma salsa, pero sin sal o ingredientes picantes, para mezclarla con primera.
Patata
Una forma de suavizar el sabor de las salsas es añadir un poco de líquido, para que no se pegue, calentarla y hervir unas rodajas de patata unos minutos, hasta que esté tiernoa pero aún entera. Los retiramos antes de servir. La patata habrá absorbido una buena parte de la sal o el picante y la salsa sabrá más suave.
La cantidad de patata a añadir depende de cuan salada o picante haya quedado la salsa. No hay que dejar que la patata se deshaga en la salsa. Este método puede usarse también con sopas y guisados.
Pan
El pan también puede abosrber sabores y suavizar las salsas. Cocer un trozo grande de pan en la salsa durante unos minutos tienen el mismo efecto que cocer patata, pero hay que cocer el pan en una bolsita para que no se desmigue en la salsa.
Si es una salsa de tomate
Cuando la base es salsa de tomate, siempre se puede añadir tomate triturado, mejor de lata, puré de tomate o pasta de tomate y algo de líquido. Se cocinan durante 10-15 minutos, sin añadir más especias, y la salsa resultante se habrá suavizado. Como se trata de añadir, puede que terminemos con mucha más cantidad de salsa de la deseada. Siempre se puede congelar la que sobre.
Si es una salsa blanca
Normalmente hay que preparar otra salsa parecida con leche o caldo y harina, y sin condimentos, para mezclarla con la salsa que está demasiado salada, o picante. Sobrará salsa que se puede refrigerar y usarla en otro plato unos días después.
La salsa tiene demasiado azúcar
Si se trata de un plato salado y una salsa sin leche, se añade 1 cucharadita de vinagre. En el caso de una salsa dulce, se añade una pizca de sal para equilibrar el dulzor.
Si es posible, se incrementa la cantidad de alguno de los ingredientes, por ejemplo añadir más fruta a una compota o más leche y huevo a unas natillas.
Demasiada grasa
Si se trata de eliminar el exceso de grasa de un asado, se decanta la salsa con la ayuda de una cuchara. Y la grasa que se retira se guarda porque resulta excelente en guisos.
Si hay tiempo, se puede enfriar el plato y refrigerarlo. La grasa sube a la superficie y se solidifica, se vuelve blanca y opaca y es fácil quitarla. Si no hay tiempo, se puede absorber la grasa de la superficie de un guiso o un estofado con la ayuda de papel de cocina.
Si se trata eliminar el exceso de grasa del caldo base de la salsa, se cuela a través de una servilleta húmeda.
Una salsa descolorida
Esto ocurre cuando no se ha tostado suficientemente la harina del roux.
Si se trata de una salsa para carne o pescado, se puede añaidr un poco de salsa de soja o unas gotas de caramelo para darle color. Si se trata de una salsa dulce, se le da color con una gota de caramelo.
Se puede tostar harina en una sartén aparte y cuando tenga un bonito color, la diluimos en agua, añadimos esta mezcla a la salsa y le damos un hervor.
La salsa tiene grumos
Si la salsa tiene grumos, puede batirse hasta que quede suave, ya sea a mano o con una batidora de mano. Otra opción es colarlas, apretando para deshacer los grumos.
Una salsa demasiado espesa
Si la salsa ha quedado demasiado espesa, se añade agua, caldo o vino hasta que tenga la consistencia deseada. Cuando se añade líquido, es muy probable que sea necesario rectificar la sazón.
Una salsa pegada o quemada
Pasar la salsa a otro cazo, retirando todo lo que se pueda de la parte quemada. Se puede añadir líquido y hervir trozos de patata para retirarlos después. La patata se quedará con el sabor a quemado.
Una salsa poco consistente
Si la salsa ha quedado floja porque se le ha añadido demasiado líquido, se puede reducir, hirviéndola lentamente, hasta que tenga la consistencia requerida. Si se trata de la salsa de un guiso, es mejor separarla del resto del plato, reducirla y volverla a incorporarla.
Se puede trabar la salsa con maicena, harina tostada, arurruz o kuzu disueltos en un poco de agua fría.
Dependiendo del tipo de salsa, también se podrían añadir otros tipos de almidón o pan rallado para espesarla. Incluso podrían usarse copos de maíz o copos de avena.
Si se trata de un guiso con patata, se pueden añadir 1-2 cucharadas de copos de puré de patata instantáneo.
Y si no funciona
A veces que insistir y aplicar más de un remedio, por ejemplo, hervir patata y añadir salsa sin condimentar.
Si ninguna de estas técnicas funciona o no se desea usarlas, se puede congelar la salsa demasiado salada o demasiado picante en una bandeja de cubitos de hielo. Una vez congeladas, guardamos los cubitos de salsa helada en una bolsa en el congelador. Podemos añadir uno o dos cubitos como condimento cuando hagamos otras salsas, sopas o guisados.
Lo malo es que habrá que volver a hacer salsa para el plato que se estaba preparando, pero con la satisfacción de saber que el desastre no ha resultado en comida desperdiciada. Puede que esas futuras salsas, sopas y estofados salgan tan bien que tal vez merezca la pena preparar más de ese condimento.
Es aconsejable reservar 3-4 cucharadas de la salsa demasiado salada o picante para condimentar la nueva salsa nueva que tendremos que preparar.
En una memergencia, se puede usar una lata de sopa, aclarada con un poco de leche o espesada con fécula de maíz o harina. Las latas de crema de champiñones, crema de apio, crema de maíz o sopa de tomate pueden convertirse en excelentes salsas.