La mayoría de nosotros puede hacer frente, o incluso prosperar, con una cierta cantidad de estrés sin efectos nocivos. Sin embargo, el estrés excesivo o prolongado puede resultar intolerable. Si bien es posible que no pueda eliminar el estrés en su vida, hay formas para aumentar su capacidad para afrontarlo.
Alimentos calmantes
El organismo necesita más nutrientes durante los períodos de estrés. Es esencial comer adecuadamente, incluso cuando esta sea la última cosa que apetezca hacer. Se deben incluir abundantes alimentos ricos en carbohidratos complejos, como patatas, cereales integrales y pasta. Este tipo de alimentos son una fuente de energía que se libera lentamente y de forma continuada. Tienen un efecto calmante. Las vitaminas del grupo B también son importantes. Ayudan a liberar la energía contenida en los alimentos que ingerimos y contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso. La vitamina C estimula el sistema inmunológico. Esto es importante, pues cuando uno se siente deprimido, bajan las defensas. El zinc ayuda a resistir las infecciones y actúa mejor en compañía de la vitamina C. El zinc baja cuando se bebe alcohol, así que quienes beben para ahogar las penas deben asegurarse de ingerir alimentos ricos en zinc, como huevos o marisco.
Quienes pierden el apetito a causa de la preocupación, se sienten mejor cuando hacen comidas simples y ligeras, picando algo saludable entre comidas. Quienes tienden a comer porque los duelos son menos con pan, lo tienen peor porque deben controlarse para no comer de más. La misma estrategia de comer comidas simples, ligeras y más frecuentes puede ayudar a calmar la ansiedad. Nadie quiere una digestión pesada, que se sume a los otros problemas que se tengan. En todos los casos, es mejor comer algo cada 3-4 horas. No se debe caer en la tentación de funcionar sólo a base de adrenalina, porque es un estímulo que se agota y es necesario reponerlo. Las cosas sólo pueden ir a peor si nos quedamos vacíos.