Nutrición durante el primer año
¡Los bebés también comen, por supuesto!
Los bebés y los niños en edad pre-escolar tienen estómagos pequeños y no pueden ingerir grandes cantidades de alimentos, por lo tanto necesitan alimentos de alta calidad nutricional. Las grasas son esenciales durante esta etapa pues son una fuente de energía concentrada, vitaminas A y D, y los ácidos grasos esenciales para el desarrollo de los tejidos, particularmente el sistema nervioso.
Los primeros meses
Lo único que un recién nacido necesita es leche, y es lo único que va a necesitar durante los primeros meses. El sistema digestivo y los riñones de un bebé no están lo suficientemente maduros para poder procesar alimentos sólidos.
La lactancia materna es la forma más práctica y económica de alimentar a un bebé. La leche materna contiene los nutrientes necesarios para el desarrollo del bebé en las proporciones adecuadas, ácidos grasos esenciales incluidos, y la densidad energética correcta. Además, proporciona anticuerpos que ayudarán al bebé a luchar contra las infecciones mientras su sistema inmunológico se pone a punto. Además, la leche materna no necesita mucha preparación y siempre está a la temperatura correcta. La lactancia materna merece la pena hacerlo, aunque sólo se haga durante unas pocas semanas.
Si se van a usar biberones, lo mejor es escoger una fórmula infantil. En una fórmula infantil, la leche se ha modificado para que su composición sea parecida a la de la leche materna. La leche de vaca es perfecta para los terneros, pero su composición no es la más adecuada para un bebé. El tipo de proteínas y la lactosa que contiene pueden causarle trastornos digestivos, problemas respiratorios y alergias. Este es también el caso de la leche de oveja o de cabra. La leche de soja contiene estrógenos naturales y no es recomendable dársele a un bebé sin consultar antes con el pediatra.
La cantidad de leche que el bebé necesita se incrementará según va creciendo, pero no necesitará alimentos sólidos durante unos meses. De hecho, si los alimentos sólidos se introducen demasiado pronto, el bebé no los digerirá pero tomará menos leche, y no recibirá los nutrientes que necesita.
A partir del cuarto mes, llega un punto en el que la leche, ya sea materna o fórmula infantil, ya no es suficiente para mantener el crecimiento del bebé y deben empezar a introducirse alimentos sólidos, poco a poco, aunque la leche seguirá siendo esencial y debe ser la bebida principal durante el primer año de vida.
Los primeros alimentos sólidos (4 a 6 meses)
Algunos bebés tienen mucho apetito y necesitan alimentación complementaria a partir del cuarto mes. Otros seguirán tomando sólo leche y creciendo sin problemas hasta los seis meses. Ambas situaciones son normales.
Los bebés no pueden masticar y también tienen que aprender a tragar, así que los primeros alimentos “sólidos” tienen que ser casi líquidos, papillas muy suaves.
Se recomienda empezar ofreciendo 1 cucharadita de las de café de un cereal sin gluten mezclado con un poco de la leche que el bebé toma habitualmente, materna o fórmula, después de una de las tomas. Y se repite durante unos días para asegurarse de que no hay problemas. Si no los hay, se puede aumentar poco a poco la cantidad de cereal que se ofrece.
Los cereales sin gluten son más fáciles de digerir y suelen ser mejor aceptados que los cereales con gluten en este momento. Se usan como como harina tostada o cocinados y triturados. Hay cereales para bebés preparados comercialmente.
Si el bebé se alimenta con biberón, una opción fácil es añadir un poco de cereal a la leche en una de las tomas, como si fuera una papilla muy llíquida. Poco a poco se va aumentando la cantidad de cereal que se añade, pero siempre como papilla.
Se pueden introducir otros alimentos, uno cada vez y esperando unos días antes de introducir un alimento nuevo para ver los resultados. Si alguna cosa no le gusta, no se vuelve a dar hasta que pasen unos días. Y si le sienta mal o se sospecha una reacción alérgica, no se le da más, al menos no sin consultar con el pediatra.
Según aumenta el apetito, también se puede ir aumentando la cantidad de alimento sólido, pero siempre sin forzar al bebé.
Alimentos adecuados durante la etapa de introducción de los sólidos
Durante este período, la leche a utilizar para las papillas y para aclarar los purés es exclusivamente la leche que el bebé toma habitualmente, ya sea leche materna o fórmula.
Los bebés no necesitan ni sal, ni azúcar, ni mantequilla, ni salsa de soja, ni salsa picante. Primero porque prefieren sabores blandos y segundo porque sus riñones son demasiado pequeños para procesar el exceso de sal, y lo mismo se puede decir del azúcar.
Lo mejor es empezar con cereales sin gluten ya cocinados, triturados y mezclados con la leche habitual, en forma de papilla bastante líquida. La harina de arroz o maicena son buenas. En algunos países también se usa sagú.
Cuanod se acostumbran a los cereales sin gluten, se puede ofrecer fruta pelada, cocida y triturada forma de puré. La manzana y la pera son buenas para empezar, puede seguirse con albaricoques, melocotones y plátano machacado. En algunos países también se les da puré de aguacate en esta fase.
Papillas y purés consistentes (6 a 9 meses)
Hacia los seis meses, la leche ya no puede proporcionar la cantidad de hierro que el bebé necesita y sus reservas internas se están agotando. Los alimentos sólidos son ahora la fuente principal de hierro y es necesario que el hierro se presente en una forma que sea fácil de absorber.
Si no se han introducido los alimentos sólidos antes, ahora hay que hacerlo. Y se empieza como se haría si el bebé tuviera menos de 6 meses.
Si hya se había empezado con las primeras papillas, se pueden seguir introduciendo alimentos nuevos poco a poco. Ahora se le da la papilla antes que la leche, puesto que poco a poco se nutrirá más de alimentos sólidos que de leche. Además, las papillas y los purés pueden ser más espesos y la textura puede ser un poco más gruesa.
El bebé ya es capaz de sentarse en la silla alta, se anticipa a las horas de comer y suele disfrutar de las comidas. Aunque todavía hay que ir despacio a la hora de introducir nuevos alimentos.
Echará los primeros dientes y podrá empezar a mordisquear primero un trozo de plátano, después un trozo de manzana, y más tarde un colín o algo de pan duro. No se le puede dejar solo mientras come por si se atraganta.
Al final de este período, probablemente estará tomando un puré de verduras y carne como alimento principal en una comida, una papilla de cereales y fruta en otra, y quizás haya empezado a hacer una tercera comida con otro puré de verduras y carne o una bechamel de pescado.
Alimentos que se pueden introducir durante esta época
Se pueden introducir los cereales con gluten, como el trigo y la avena.
La comida principal puede ser puré de pollo con patata, zanahoria, cebolla y judías verdes, por ejemplo. A partir del séptimo mes se puede introducir la ternera y alternar con el pollo.
En los países mediterráneos es frecuente añadir un poquito de aceite de oliva a los purés en esta etapa.
A partir del octavo mes se puede el pescado blanco, cocido o hecho al vapor, en puré con leche.
Se le puede ofrecer agua, pero la leche materna, o la fórmula de continuación, será todavía la bebida principal y una fuente muy importante de nutrientes.
Puré de lentejas o garbanzos bien cocidos y pasados por el chino para que no queden pellejos, aclarado con agua o leche.
Empezando a masticar y a comer solos (9 a 12 meses)
Probablemente el niño ya habrá probado varios alimentos y estará habituado a hacer 3 o 4 comidas con 1 o 2 tentempiés o tomas de leche en medio.
La textura de la comida puede hacerse más gruesa. Empezarán a comer pasta, arroz hervido y la podrán comer algunos alimentos picados o machacados ligeramente, sin necesidad de hacerlos puré.
Esta es la edad cuando los bebés quieren empezar a comer solos, ya sea cogiendo la comida con los dedos o coger ellos las cuchara.
Necesitará al menos una ración de proteínas, preferentemente de carne, y dos de verduras y fruta al día. Sus horarios de comida y dieta empiezan a parecerse a los de un adulto. Pero todavía no necesita sal, ni seguir una dieta baja en grasa y rica en fibra.
Alimentos que se pueden introducir durante este periodo
Se puede introducir la leche de vaca en forma de yogur, queso o para cocinar, como una bechamel o unas gachas. Si se usa leche, debe ser leche entera.
Si no se han introducido ya, huevos, para empezar se les da solo un poco de yema de huevo duro.
Legumbres cocidas, si no se ha hecho antes.Mantequilla de cacahuete o de almendras, tahini. No se les debe dar nueces enteras porque pueden atragantarse fácilmente.
Elegir y usar una leche de fórmula
Cuando la lactancia materna no es viable, hay que escoger otro tipo de leche. Es normal pensar en la leche de vaca, pero la leche de vaca no es el mejor alimento para bebés menores de 12 meses. Eso se debe principalmente a que no tiene el mismo porcentaje y tipo de proteínas, grasas, carbohidratos y otros compuestos de la leche materna humana. Además, un pequeño porcentaje de recién nacidos son intolerantes a la lactosa. Es mucho mejor escoger una leche adaptada a las necesidades nutricionales del recién nacido, es lo que se llama una leche de fórmula, o una fórmula infantil.
La fórmula puede estar basada en leche de vaca. Las grasas y proteínas de la leche de vaca se alteran para emular la leche materna humana en un alto grado. La fórmula está cuidadosamente preparada. No todos los bebés toleran este tipo leche de fórmula, afortunadamente hay fórmulas alternativas para aquellos bebés que realmente tienen dificultades para digerir la fórmula infantil a base de leche de vaca.
La fórmula a base de soja es una opción para aquellos bebés que carecen de la enzima para descomponer correctamente la lactosa, el azúcar natural en la leche de vaca. Una vez más, es importante obtener fórmula de soja, no leche de soja. La leche de soja no es adecuada para recién nacidos.
Una de las fórmulas especializadas es la que contiene proteínas hidrolizadas. Es otra alternativa para bebés que tienen algunos tipos de alergia a la leche. Las proteínas en la fórmula ya están descompuestas en productos que resultarían de la digestión natural. Para
Más allá de la categoría general en cuanto al elemento base, hay varios tipos de fórmula infantil. Difieren principalmente en costo y conveniencia.
La leche de fórmula en polvo es la menos costosa. Está diseñada para mezclarse con agua. Es posible y usualmente seguro mezclar con agua del grifo, normalmente hervida. Pero muchos padres prefieren usar agua embotellada para garantizar su pureza, lo que en gran medida hace irrelevante el dato del bajo precio.
La leche de fórmula líquida concentrada también se debe mezclar con agua. Tiene la ventaja de ser un poco más fácil de preparar, pero requiere medir cuidadosamente las proporciones, al igual que ocurre con la leche de fórmula en polvo. La proporción correcta de fórmula a agua es importante para una nutrición óptima y para facilitar la digestión.
La fórmula lista para usar, por el contrario, ya está premezclada a la concentración y proporción exactas para uso instantáneo. Al igual que los demás, puede darse caliente o fría, lo que prefiera el bebé. Es la más conveniente. No es sorprendente que también sea la más cara.
Alguna fórmula etiquetada como "mejorada" contiene DHA (ácido docosahexaenoico) y ARA (ácido araquidónico), que son ácidos grasos omega-3 que se encuentran en la leche materna humana natural. Es segura pero no hay conclusiones definitivas en cuanto al beneficio real que aporta.
Hay fórmulas de continuación que se dan normalmente a partir de los 6 meses de edad, cuando el bebé empieza a necesitar más hierro y vitamina D, hasta los dos años.
Todos los tipos de leche de fórmula exigen los mismos requisitos. Deben prepararse con utensilios limpios, preferiblemente estériles. Las manos que entran en contacto con cualquier cosa que llegue a la boca del bebé también deben lavarse y estar escrupulosamente limpias antes de alimentar al bebé.
La fórmula se debe preparar a la concentración exacta recomendada y sólo de debe alimentar al bebé lo que él quiera tomar. No se le debe forzar a beber más de lo que está dispuesto a tomar, después de esperar unos minutos para que tanto el cuidador como el niño se relajen. Si no ha bebido la cantidad "correcta" o no lo ha hecho en el momento deseado, lo único que se debe hacer es esperar y volver a intentarlo más tarde. Los bebés se regulan según su reloj interno, no el de la pared.
Los beneficios de la lactancia materna
Mientras el feto se está desarrollando, obtiene todos los nutrientes necesarios de la madre a través del cordón umbilical. Esto incluye también compuestos que ayudan al sistema inmunológico del bebé y lo protegen mientras su sistema inmune se desarrolla. El sistema inmunológico del bebé aún no está completamente maduro al nacer. Afortunadamente, la naturaleza ha solucionado el problema. Obtiene el soporte adicional del calostro y de la leche a través de la lactancia materna.
Durante los primeros días de la vida del bebé, el seno de la madre se forma y administra calostro. Este es un fluido delgado, blanquecino o amarillento que llega a través del pezón, al igual que la leche. Es rico en grasas, carbohidratos, glóbulos blancos y otros compuestos que nutren y protegen el sistema inmunológico del bebé.
El calostro contiene proteínas, especialmente inmunoglobulinas, un tipo de anticuerpo. Estos anticuerpos son una de las principales armas del cuerpo contra la invasión de bacterias, hongos, virus y otros organismos causantes de enfermedades. Entre otros beneficios, los anticuerpos del calostro cubren el tracto gastrointestinal y ayudan a prevenir que las bacterias en el intestino pasen al torrente sanguíneo. El calostro también contiene numerosos macrófagos, pequeñas células que eliminan gérmenes causantes de enfermedades.
Al mismo tiempo, el bebé amamantado recibe la mejor nutrición posible. La leche materna contiene todo lo que necesita el recién nacido.
Las grasas, por ejemplo, que los adultos se esfuerzan por minimizar, son esenciales para el correcto desarrollo del sistema nervioso. También ayudan a regular el sistema hormonal.
Los carbohidratos son la fuente de energía del cuerpo. Son otra categoría de calorías de los alimentos que los adultos con dieta a menudo tratarán de controlar. Pero los bebés nunca deberían ponerse a dieta. La leche materna es rica en carbohidratos del tipo y cantidad adecuados para su desarrollo.
Numerosos estudios han demostrado que la lactancia materna es muy beneficiosa para los bebés. La mayoría de los estudios realizados sugieren que los bebés alimentados con leche materna tienen un mejor comienzo en la vida que aquellos que solo reciben biberón. La tasa de enfermedades infecciosas es menor entre los recién nacidos que han recibido leche materna. Suelen ver menos médicos y hospitales que los bebés alimentados con biberón. Las probabilidades de diabetes infantil son más bajas, según algunos estudios.
Dar el pecho también es bueno para la madre.
El vínculo que tiene lugar entre la madre y el recién nacido durante la lactancia puede ser difícil de medir médicamente. Pero los beneficios son observables y reales. Este tiempo tranquilo entre madre e hijo es bueno para ambos.
Algunos estudios confiables sugieren que la lactancia materna también ayuda a reducir las probabilidades de cáncer de ovario y de mama. La lactancia materna también retrasa el regreso de la ovulación y la menstruación. Eso le da a la madre que se recupera un descanso. Al mismo tiempo, reduce las probabilidades de otro embarazo inmediato.
En algunos casos, se siente una sensación incómoda cuando no se da el pecho. A veces la leche se enquista y hay que extraerla con una bomba.
Necesidades nutricionales diferentes
Los niños más mayores, los adolescentes y los adultos requieren una amplia variedad de alimentos para satisfacer sus necesidades nutricionales, pero los bebés necesitan expandir su dieta poco a poco y a su ritmo, dictado por su nivel de desarrollo físico y mental.
La opción más simple y saludable es la lactancia materna durante al menos los primeros seis meses. El calostro y la leche materna proporcionan exactamente lo que el recién nacido necesita como nutrición para su crecimiento y el desarrollo del sistema inmunológico. Pero la lactancia materna no es una opción posible para todos los bebés o para todos los padres. En este caso, una buena fórmula infantil puede resultar un auténtico salvavidas.
El exceso de alimentos con poca grasa y mucha fibra pueden dejar a los niños con una deficiencia de nutrientes esenciales para su crecimiento y desarrollo.