La leche es más que una bebida. Es un alimento completo y equilibrado en forma líquida.
Todos los mamíferos producen leche de una forma u otra. El hombre aprovecha la leche de muchos animales, vacas, cabras, ovejas, yeguas, renos, yaks, búfalas de agua y camella. No se sabe con certeza cuando se comenzó a usar la leche de animales, pero es razonable pensar que fue cuando se domesticaron los primeros animales.
La leche es una mezcla compleja de grasas, proteínas, azúcares y otros elementos en proporciones diversas. La variaciones en su contenido entre las diferentes especies de mamíferos se deben a las necesidades nutricionales de su descendencia.
Al comprar leche se debe mirar la fecha de caducidad y el estado del recipiente que la contiene. La situación ideal es comprar leche fresca a diario, y guardarla en el refrigerador, separada de los alimentos que tienen olores fuertes, con el contenedor bien cerrado.
La leche se sirve directamente del refrigerador, sin permitir que la leche quede al aire en una habitación templada, ni bajo la luz del sol.
La leche contiene calcio y fósforo, que se absorben con facilidad. En la dieta occidental, el 75% del calcio que se ingiere diariamente proviene de la leche, queso o yogur. La proporción de calcio y fósforo en la leche es ideal para huesos y dientes. Además, la leche proporciona proteínas de calidad, vitaminas A y B, y contiene magnesio, zinc y sodio. El contenido graso de la leche entera es relativamente alto. Se recomienda tomar 2-3 vasos de leche diarios, particularmente en el caso de los niños pequeños o las mujeres embarazadas y en período de lactancia.
Algunas personas son intolerantes a la lactosa, el azúcar de la leche, pero toleran los productos lácteos fermentados, como el queso o el yogur, aunque no puedan beber leche.
Es muy difícil ingerir la cantidad adecuada de calcio sin tomar leche o productos lácteos. No se recomienda eliminarlos ni siquiera en las dietas para perder peso. Se puede tomar leche parcialmente desnatada en lugar de leche entera para reducir las grasas en la dieta.
La leche y muchos productos lácteos contienen sustancias que ayudan a conciliar el sueño.
