Pollo verde almendrado
Un plato de pollo delicioso y encantador, no solamente por su sabor suave, sino también porque la salsa verde entra por los ojos.
Ingredientes
Instrucciones
Ponemos el pollo troceado en una cazuela de fondo grueso, añadimos el caldo, tapamos la cazuela y la llevamos a ebullición. Reducimos el fuego y dejamos que el pollo cueza lentamente hasta que esté muy tierno, 45-60 minutos. Pasamos el pollo a una fuente y el caldo que quede a una jarra. Los dejamos aparte. Enjuagamos la cazuela y la secamos.
Calentamos la mitad del aceite en una sartén de fondo grueso y freímos la cebolla, ajo, chiles y tomatillos hasta que empiecen a chamuscarse. Los pasamos al baso de la batidora y los batimos junto con el perejil, el cilantro y la almendra molida hasta obtener una pasta no muy fina.
Añadimos el resto del aceite a la sartén y lo calentamos a fuego moderado. Freímos la pasta de almendra 3-4 minutos, moviéndola constantemente. La pasamos a la cazuela e incorpormos el caldo que habíamos reservado. Sazonamos al gusto con sal y volvemos a poner las piezas de pollo. Tapamos la cazuela y seguimos cocinando justo hasta que el pollo se caliente, 5-10 minutos.
Servimos el pollo verde almendrado bañado en su salsa.
Notas
El pollo verde almendrado puede servirse con arroz blanco y tortillas.
La almendra molida puede tostarse ligeramente. Tambien puede usarse almedras crudas, sin cáscara ni piel, tostadas en sartén porque van a triturarse después.
Variaciones
Si no se tienen tomatillos, pueden sustituirse por un cogollo de lechuga. La lechuga se tritura junto con el sofrito de cebolla, ajo y chile, el cilantro y la almendra.
Si el sabor a cilantro resulta demasiado intenso, puede sustituirse la mitad por perejil.
Se pueden usar chiles asados para que el plato resulte menos picante.
Origen
Los cocineros prehispanos ya usaban tomatillos, chiles y hierbas para hacer salsas exquisitas. Las almendras y el pollo son de origen asiático y fueron introducidos más tarde por los españoles. Esta combinación de ingredientes locales y foráneos simboliza la riqueza de la cocina mexicana, capaz de incorporar otras técnicas culinarias.