La cultura europea no es la cultura más antigua del mundo, ni tampoco ha sido probablemente Europa el lugar donde se cocinaran alimentos por primera vez en la historia del hombre. Pero la curiosidad innata de Europa, el espíritu aventurero, y la capacidad para asimilar otros ingredientes han hecho de la cocina de los países europeos algo tremendamente diverso y muy sofisticado.
También aquí se nota la influencia del clima y los recursos disponibles. En Europa occidental se ve una clara división norte-sur ya que en el sur se usa aceite de oliva como grasa principal para cocinar, dada la abundancia de olivos en estas regiones, mientras que en el norte se usa mantequilla y otras grasas animales. En el norte se preparan más estofados y sopas con tubérculos y raices, mientras que el ajo, las hierbas aromáticas, y los tomates aparecen más a menudo en el sur.
Europa central se nota la influencia de la cocina alemana en los países vecinos, que han adoptado platos como el Apfelstrudel, las salchichas y el Schnitzel. Y también la del antiguo imperio Austro-húngaro, con sus muchas variaciones del goulash.