Castilla y León
La cocina castellana clásica es simple, como es el estilo general en Castilla. El cordero lechal y el lechón, o cochinillo, se asan en hornos de leña. También se asa la caza que hay en la región. Los cazadores aprecian el jabalí, el faisán, la perdiz, el conejo o la liebre.
El resto del paisaje culinario está dominado por charcutería y las legumbres, condimentadas con ajo y pimentón. Hay abundantes platos de alubias, garbanzos o lentejas con guisadas lentamente con carne de cerdo, chorizo o morcilla, y verduras. Estos guisos se hicieron populares porque son fáciles de cocinar en un puchero de barro, al calor de las brasas de la chimenea o sobre las estufas primitivas de leña o carbón. Además, no necesitan mucha atención. Por la mañana temprano, se ponían todos los ingredientes en un puchero, generalmente una olla de barro, y se arrimaba al calor. Allí hervía lentamente durante varias horas mientras los campesinos se dedicaban a sus tareas, mirando el puchero de vez en cuando para asegurarse de que no se quedaba seco, y podían estar seguros de que a la hora de comer, la comida estaría lista y calentita.
Las especialidades tradicionales de Castilla y León incluyen el lechazo, que es cordero asado; el cochinillo asado, o lechón asado; los cocidos, o comidas hervidas; alubias; carne, salchicha, sopas y potajes; estofados; albóndigas; callos, despojos guisados con chorizo y morcilla; las tortillas de huevo a la española; y los huevos revueltos con una gran variedad de ingredientes.